
Se trata de una misma energía que, por una necesidad de tener otra parte similar que la complemente, decidió dividirse en dos. Cada una de esas dos partes debería evolucionar a través de la vida, pero de forma separada. A medida que estas dos extensiones de una sola alma descienden hacia el mundo material, desarrollan aún más su separación en dos grandes polaridades, la positiva y la negativa.
Cada una de ellas expresa cada vez más fuerte su polaridad masculina (fuerza positiva, activa, extrovertida) y la femenina (fuerza negativa). A veces un Alma Gemela cambiará de género en una encarnación con el objeto de conocer las cualidades propias de la otra polaridad.
Nos dividimos. Así como los cristales y las estrellas, así como las células y las plantas, también nuestras almas se dividen. Hacemos parte de lo que los alquimistas llaman, el Alma del Mundo. El hombre y la mujer son, pues, inseparables. Cada uno es una parte igual a la del otro. Los principios Masculino-Femenino son totalmente intercambiables. Sin embargo, uno de ellos siempre apunta en dirección opuesta a la del otro.
Mucha gente cree que la unión con el Alma Gemela es algo fácil y perfecto… si tuvieran que explicar que es un Alma Gemela responderían que es "la persona que me hace feliz por completo, mi otra mitad, están convencidos que cuando ésta llegue a su vida los hará felices para siempre, que no presentará problemas, cuando en realidad encontrarla es a veces todo lo contrario, porque es cuestión de aprendizaje.
Algunas veces el Alma Gemela no reconoce a su compañera porque está involucrada en otras relaciones. Cada una está en un escenario diferente, viviendo vidas paralelas, con parecidas o iguales experiencias y que les son necesarias para su evolución.
El alma que, aún pudiendo reconocer a la otra, no debe interferir sino para ayudarle incondicionalmente. Por esto es que muchas veces la relación con el Alma Gemela no es tan solo de pareja, es algo que va más allá.
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