jueves, 19 de agosto de 2010

El reconocimiento...


El saber con claridad que estamos frente a la persona que tanto hemos esperado es algo que sólo nuestro corazón o intuición nos hace saber y es ciertamente difícil de explicar, se experimenta una sensación y una reacción que nunca hemos tenido con ninguna otra persona. El sentimiento que surge por lo general es intenso y libera una tremenda energía.

Es por eso que nos podemos sentir totalmente incómodos y extraños a su lado, ya que estamos dando pie a una vibración demasiado alta, y al mismo tiempo también experimentamos una sensación muy especial: Nos sentimos felices, en un estado de efusividad y aceleramiento interior. Hay gente que no habiendo logrado asimilar toda esa energía, no quiere saber qué es lo que está sintiendo, y dejan ir al otro sin haberlo olvidado nunca.

Nos invade de repente un sentimiento de familiaridad, sentimos que ya conocemos profundamente a esta persona, con una profundidad que normalmente está reservada para los miembros más íntimos de nuestro círculo familiar. O incluso más profundamente, en una forma intuitiva, sabemos cuáles serán sus reacciones y lo que dirá.

Sentimos pues una seguridad y confianza enorme que no se adquiere en días, semanas o meses. Y tenemos, una gran necesidad de acercarnos físicamente. Esta atracción que no es sólo física o sexual, trasciende la edad, la materia, la raza, el credo, las situaciones que uno esté viviendo, así como las distancias.

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