
Esta es la lección más difícil de todas. Nuestra Alma Gemela nos propondrá un interesante (y a veces, desesperante) juego: amarlo incondicionalmente. Y es que el encuentro con el Alma Gemela siempre es una experiencia de amor incondicional, ya sea porque sus características nos irritan o porque su situación no concuerda con la nuestra. Porque pudiese estar involucrado en otras relaciones, porque vive a miles de kilómetros de distancia, o simplemente, porque aun no se reconoce en el otro. Quién sabe…
Ante estos limitantes uno podría simplemente apartarse y buscar el camino del amor por otras praderas... pero eso no es posible, porque sentimos por esta persona una atracción tan fuerte que nuestros intentos resultan inútiles. Siempre volvemos a él, en corazón y pensamiento, y en acción. Y esto sucede así porque la intensidad de la energía reconciliadora de las almas gemelas es muy alta, prácticamente a toda prueba frente a las situaciones de ruptura.
Así vamos aprendiendo a aceptar al otro tal cual es, a aceptar que los vínculos de amor a veces no son los convencionales, aprendemos a esperar, a conectarnos en otros niveles, a deshacernos de la expectativas, en fin, aprendemos a amar de verdad…
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